DEL RIO, ALEJANDRA
Lo que importa acá, creoo yo, es la disposición amorosa: "Nunca he hecho distingos / venero descargas y recibo abrazos / de rey a paje / desde siempre". Cualquiera puede acogerse a este corazón generoso. Quien habla se contenta y goza, pero también sufre. La teateralidad de muchos poemas, escritos a la manera de un monólogo, nos remiten a argumentos clásicos: la escritora toma la voz de Casanova, de Penélope, es Ariadna al ser abandonada. Casi todo está permitido: las conquistas, el amor platónico, el amor furtivo, el amor loco y tormentoso, y cuantas maneras más se le ocurran a la amante.
Natalia Figueroa