COÑUECAR, IVONNE
Entre escritura y renuncia, Coñuecar, establece un símil de la extranjería y la infancia como lugares de tránsito, batalla, exilio o regreso. Julia Kristeva dice al respecto del sujeto extranjero, que el extranjero está en nosotros. Y es en este punto donde Coñuecar escribe de la extranjera a la niña, de la hija a la amante, del exilio al desarraigo y el/los hablantes ponen en cuestión las identidades fijas y los órdenes de jerarquización, mientras el tejido poético lucha por horadar el silencio y vice/versa en una patria ajena, la infancia, propia pero ya ajena y a la que se visita desde un exilio externo e interno de la mirada, como se vuelve la vista al camino por la apetencia del viaje o para ser un cuerpo otro, en otras fronteras, un cuerpo que en sí mismo es una frontera aferrado al lugar imposible, un lugar que será degastado por la muerte.
-Malú Urriola