CALDERON, ALFONSO
Debe de haber sido en 1981 o 1982, durante mi primer viaje de retorno a Chile desde el exilio, que me rencontré con Alfonso Calderón. Fue en ese entonces que me entregó este poemario titulado Toque de queda, que con el seudónimo de Enrique Rivas quería que se publicara fuera del país. Me fui a Canadá en 1974 y era la primera vez que nos veíamos desde los días posteriores al Golpe. Recuerdo que en esos años Alfonso todavía era profesor de la Universidad Católica, pero no sabía por cuánto tiempo. Pocas semanas después le rescindieron su contrato y creo que su historia fue la de muchos académicos sacados de sus instituciones en esos aciagos días. De vuelta a Canadá, en esos años todavía dictatoriales, decidimos intentar su publicación, pero demoras en conseguir los fondos y la natural dispersión del exilio lo impidieron y permaneció inédito hasta ahora. Esta edición le hace justicia a un conjunto de poemas de un autor, que debería estar alineado junto a otros, que dieron cuenta de la represión oprobiosa de la dictadura en esos días oscuros. Así revela el poeta Naín Nómez en el prólogo el origen de este libro perdido que ahora se rescata.