JORGE SABORIDO
Cuando, el 31 de diciembre de 1991, se arrió en el Kremlin la bandera de la Unión Soviética, concluyó la experiencia revolucionaria más importante del Siglo XX y, con ella, el intento más audaz de construir una alternativa superadora del régimen capitalista. Es cierto que la liberación social y las transformaciones que prometían sus protagonistas estaban muy lejos de haberse concretado y que el país se había transformado en algo diferente a lo que pretendía ser. Pero a principios de los 80 la Unión Soviética no sólo era la segunda potencia mundial sino que también contaba con la aceptación de la mayor parte de la sociedad. Aunque su performance económica mostraba signos preocupantes, estaba lejos aún de una crisis terminal.
El derrumbe de la Unión Soviética que se inició en 1985 y culminó seis años después resultó entonces sorprendente, tanto para la mayor parte de los analistas como para quienes lo vivieron y lo sufrieron. Sus efectos se sintieron en todo el mundo. Marcó el fin del riesgo de un enfrentamiento nuclear capaz de acabar con el planeta e impactó sobre todo en aquellos que cuestionaban la supremacía y la inevitabilidad del capitalismo liberal. Cuando Rusia resurgió de las cenizas de la mano de Vladimir Putin era ya otro país, con algunos puntos en común con el pasado pero con muchas diferencias.
Este libro propone, en la pluma de uno de los principales expertos argentinos en la historia del siglo XX, un análisis profundo del fin de la experiencia soviética y una pintura de los años que siguieron.