KINCAID, JAMAICA
Al relatar la vida de su padre, Roderick Potter, ya fallecido, Jamaica Kincaid se sumerge en sus orígenes para revelar la opacidad de una existencia anónima, marcada por la pobreza y el hastío, legado de padre a hijo que Elaine Potter la propia narradora es capaz de interrumpir gracias al ejercicio de la escritura, tal como reconoce: "Mr. Potter murió, así de sencillo; murió y ya nunca más se volverá a saber de él, salvo por mí, que sé leer y puedo escribir mi nombre, que incluye también el suyo".