HINOJOSA, FRANCISCO
No se sabe qué la ocasiona y hasta ahora no existe su cura, pero Francisco Hinojosa (México, DF, 1954) encontró una forma momentánea de liberarse de ella: narrando la experiencia del dolor incontrolable como una forma terrenal del infierno.Después de presenciar en su juventud cómo la sufrieron su padre y su hermano, comenzó a padecerla a los 25 años. Desde entonces, ha enfrentado durante casi tres décadas los infortunios de la migraña en racimos.Llamada cefalea de Horton, esta enfermedad la padecen alrededor de 10 de cada 100 mil personas y se manifiesta en grupos de ataques (racimos) de dolores de cabeza.Hinojosa, quien tenía apuntes y muchas ideas sobre esta dolencia, intentó exorcizar un poco de dolor a través de Migraña en racimos, recién publicado por Editorial Turner.El reconocido cuentista y autor de libros para niños como Informe negro, Un tipo de cuidado y La peor señora del mundo, explica que los racimos están formados por entre 200 y 400 episodios de dolor en un lapso de dos a cuatro meses.Dicha enfermedad, que en su caso es hereditaria, se padece especialmente en la noche, aunque en un día pueden aparecer una docena de migrañas y el ojo del lado afectado se inyecta de sangre y se torna lagrimeante.Estos episodios lo inhabilitan temporalmente para hacer su vida cotidiana y ha cancelado su vida pública en diferentes periodos.El proceso de escribir este libro, confiesa, le resultó doloroso porque tuvo que recordar momentos de mucho sufrimiento personal y familiar.No afecta sólo a quien la padece, sino que esparce sus venenos hacia los demás, dice el autor, quien apunta que vivir con un migrañoso es un verdadero dolor de cabeza.Hasta ahora, el autor radicado en Cuernavaca prefiere ocultar sus malestares a sus hijas, aunque difícilmente pueda disimular la presencia de un tanque de oxígeno que le ayuda a disminuir los dolores.Nunca me han visto como yo vi a mi padre, que es una imagen difícil de borrar, describe.Cuando comenzaron las crisis, el ganador del Premio Nacional de Cuento 1993 se golpeaba y tenía ideas fatalistas.Pero entendí que darme de golpes sólo aumentaba el dolor, así que comencé a tomarlo con mucho más conciencia; estando tranquilo puedo ganar mucho más, acepta.Hinojosa no quiso escribir un libro llorón, buscó más bien contar su experiencia e informar que en la red hay un club de enfermos llamado Cefalea en cluster.A diferencia de su padre, quien en cierta medida se resignó ante la enfermedad, Hinojosa la combate constantemente.
