MAXWELL, LAURENCE
En su infancia, Laurence Maxwell, o Moro, fue condecorado con el título de Niño de la Paz. Posteriormente, estudió construcciones metálicas en el Liceo Industrial A-62. Desde hace años intenta traducir, sin éxito, el Ulises de Joyce al mapudungún. Es autor de dos míticos libros de poesía, que nadie ha leído, y de la novela Daño Estructural (Editorial Ayún). Ostenta el récord nacional de cantidad de veces rindiendo la P.A.A. Siempre confunde el jab con el upper cut.
Camina muy rápido cuando no tiene donde ir. Dice que los muertos le hablan. Ama a los gatos, pero todos los que ha tenido han muerto trágicamente. Actualmente, intenta crear una selva tropical en la Sexta Región y prepara una contundente crítica al concretismo brasileño y al pop-art, basada en sus teorías místicas del arte. Ha desarrollado un sistema eco tonal que aplica a sus composiciones telúricas. En términos ideológicos, se define como anarco-budista y practica la meditación contando series paralelas de números primos.
Los cinco relatos que componen este libro de Maxwell navegan en océanos tan distintos como interconectados. Y se trata de una navegación armónica. Desde el realismo de cronista en Ladrón de bicicletas (basado evidentemente en las propias peripecias del autor en las cárceles mexicanas), hasta el espanto espectral de El gato en el congelador; desde la discursiva iconoclasta de Día del odio, hasta los laberintos subacuáticos y subrepticios de Teratología, para atracar al fin en el puerto angustioso del surrealismo zoo-culinario de Cazuela de pollo. Moscas dialogantes, plumíferos condenados, chupasangres octogenarios, pueblos sumergidos, pesadillas carcelarias, ternura de sicarios, estampitas de niños ciegos y amargos bombones del despecho... Un deambular por muchos y muy distintos rincones, hasta encontrar lo que se cree es el lugar indicado, para luego constatar, en un instante preciso, que aquel sitio se aleja a una velocidad aproximada de mil kilómetros por hora.