NADIA FINK, LAURA ROSSO
Las antiprincesas crecieron y dejaron de esperar ser besadas por el príncipe para despertarse de un suñeo de un siglo, de sufrir el miedo de cruzar por el bosque y de cargar una coronita en la cabeza que achatara sus sueños. El pañuelo verde, de la Campaña por el Aborto Legar, Seguro y Gratuito, se colgó de las mochilas y entró a las aulas, viajó en colectivo, se reconviertió en unsímbolo de complicidad en las plazas y se vistió de aullido de poder en los puños. Ya son sujetas políticas y de derecho: están en las calles, en las redes sociales, en los centros de estudiantes, en las organizaciones sociales y políticas, en la música y el arte, en las radios y en el diseño y se hacen ver y escruchar en todos lados donde están, incluso -y con un rol fundamenta - en las mesas de sus casas.
Las chicas toman la palabra. Y ponen el cuerpo. Buscan ser más libres, más gozosas, esquivar los cuerpos uniformados, gritarle al acoso callejero, reclamar por sus amigas, tener sexo sin el fantasma de la clandestinidad del aborto. Son protagonistas de la revolución de las hijas...Son las jóvenas y escriben su propia historia. Bienvenidas al mundo que soñamos.