TURRIENTES, JUAN FRANCISCO
Durante siglos fue el colofo´n lo que permitía identificar las obras puestas en libros, adema´s de descubrir algunas cosas acerca de quienes los produjeron. Alli´ es donde asoman la cabeza el escriba que copio´, el iluminador que ilustro´, el cajista que compuso, el corrector que intento´ expurgar los errores, el encuadernador que unio´ los pliegos, el regente que superviso´ el trabajo, el impresor, y hoy las editoriales con un mensaje de despedida que quiere ser una invitacio´n al retorno. Juan Francisco Turrientes ha construido un pequen~o cata´logo de este gesto editorial como un homenaje a esa marca indeleble: la marca del oficio.
Del pro´logo de Josep Mengual (Negritas y Cursivas): «Si para deslindar los propo´sitos y la funcio´n del arte escrito recurrimos a los to´picos que el poeta latino Horacio fijo´ en su Arte poe´tica, prodesse et delectare (instruir deleitando) y dulce et utile (dulce y u´til), costara´ rebatir que el colofo´n, cuando alcanza sus expresiones ma´s felices, es en potencia una obra literaria en si´ misma».